Este magnífico kalathos es un claro ejemplo de la iconografía y la complejidad simbólica de las decoraciones pintadas en la cerámica. Se utilizó como contenedor de productos como miel o frutos secos, seguramente en banquetes y ceremonias de carácter ritual o religioso. Desde comienzos del siglo III a. de C. aparecen representaciones figuradas que ilustran las costumbres y formas de vida de los pueblos ibéricos.
En la primera escena aparecen dos parejas de personajes enfrentados, situados entre elementos panzudos o motivos florales, con grandes manos y en actitud de salutación, tal vez sellando un acuerdo o pacto agrícola.
La segunda representa a un hombre trabajando la tierra con un arado, tirado por yunta de bueyes y rodeado de aves de distintas especies. Además de su carácter narrativo, que informa sobre las técnicas de la agricultura ibérica, puede hacer referencia a un posible acto fundacional o a un ritual para propiciar la producción de la tierra. En la parte inferior aparece una rapaz nocturna, asociada a la fecundidad.
La tercera secuencia muestra dos jinetes con lanza que se disponen a cazar a una pareja de jabalíes, perseguidos por cinco perros o lobos con las fauces abiertas. Cerrando esta última escena, encontramos un grupo de aves con motivo de un pez en la parte inferior, seguramente como símbolo de la vida.