Portales a lo desconocido
Del 19 de septiembre al 3 de noviembre de 2024
Bajo el comisariado de Nerea Ubieto, el Museo de Teruel acoge la exposición Portales a lo desconocido, organizada por el Instituto Cervantes. El proyecto, que ha itinerado ya en París y Bruselas, reúne obras que nos permiten acceder a otros mundos, planos de la existencia o saberes no hegemónicos que tienen que ver con lo ritual, lo ancestral, lo mágico, lo oscuro, el sincretismo, lo espiritual.
En palabras de la comisaria:
Los proyectos multidisciplinares –pintura, escultura, instalación, fotografía y vídeo– ofrecen rutas experimentales y alejadas de lo sistémico, para llegar al conocimiento, a la sanación, a la paz mental, a la liberación, el empoderamiento o a otros niveles de conciencia. Se trata de verdades que no se corresponden con la visión científica y racional mainstream.
El medio principal es el cuerpo, un cuerpo que respira, realiza movimientos, los repite hasta la saciedad, pronuncia oraciones, repite mantras, ingiere sustancias, desplaza objetos, los dota de simbolismo, realiza acciones extremas para generar energía, ciclos de destrucción y generación. Un cuerpo que se mezcla con la naturaleza, muta, se hibrida, conecta con “la fuente”, el cosmos y aspira a alcanzar la transcendencia.
Portales a lo desconocido es también una metáfora del momento que vivimos y la necesidad de transformarlo: estamos al borde del abismo frente a situaciones convulsas antes inconcebibles. La reciente pandemia, las guerras por doquier, la crisis climática o el inminente avance de la IA (Inteligencia Artificial) generan miedos e inmovilismo, permanecemos en un estado de suspensión a la espera de certezas más sólidas. Solo hay que echar una mirada rápida al mundo para certificar que las fórmulas actuales no sirven. Las artistas de la exposición nos invitan a cruzar el portal mediante diversas estrategias, entre otras: la adivinación y predicción (Marina Vargas, Jorge Gil); invocaciones a personajes oscuros (Raisa Maudit, Marta Serna); rituales, meditaciones y levantamiento de altares (Ana Matey, India Toctli, Julià Panadés); o la hibridación con monstruos, entornos y objetos (Andrés Senra, Marina Núñez).
En la selección de piezas se evidencia una polaridad aparente, la luz y la oscuridad, Afrodita y Perséfone, el paraíso espiritual y la bajada a los infiernos. En realidad, son dos caras de la misma moneda, cuerdas que se tensan para desembocar en un punto: el cambio, la integración de un saber ignoto. Atravesamos un umbral y, al hacerlo, adquirimos otra información, agradable o inquietante, pero nuestra, luego ya decidiremos qué hacemos con ella.